Mis primeros 15 años fueron muy difíciles, he tenido bronconeumonía hasta 3 veces y faltaba mucho a clases, fue muy complicado terminar el colegio pero gracias a la fe que siempre me ha tenido familia y mis amigos logré culminarlos y a partir de los 18 años contra todo pronóstico mi sistema respiratorio me dió menos problemas, además el clima de Japón me favoreció y tengo crisis menos frecuentes.
He tenido suerte de no ser parte de la estadística fatalista y aunque a medida que pasan los años mi discapacidad avanza tengo mucha suerte que sea lentamente lo que siempre me impulsa a seguir descubriendo nuevas formas de adaptarme.
Este es un síndrome impredecible en su desarrollo para cada persona pero que actualmente ya existe tratamientos experimentales que están dando buenos resultados sobretodo en niños.